MISSCENAS
Langostinos que revolucionan los paladares
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ACTUALIZADO EN¿A qué sabe realmente un langostino recién pescado y completamente natural? Descubrirlo es más fácil que nunca gracias a la nueva web de venta al público de Gamba Natural . Una empresa pionera y con una clara filosofía:ofrecer a sus clientes un producto 100 % natural, recién capturado y sin congelar. Tan sólo hay que escoger el tamaño, para que los pesquen, y en pocas horas llegarán a la puerta de casa unos langostinos ecológicos, frescos y llenos de sabor. Sin conservantes, ni sulfitos, sin química ni antibióticos, es decir, sin ese ‘toque’ de sulfito sódico que tienen la mayoría de los langostinos del mercado.
Una prueba de su gran calidad es la acogida en la alta gastronomía. Uno de los primeros en introducirlo en sus cartas fue el chef con dos estrellas Michelin Sergi Arola. Además de la filosofía de la empresa, la calidad del producto le ha llevado a convertirse en imagen de la marca. Muy pronto, Gamba Natural llegará también a las grandes superficies…

Cursos de cocina italiana en el restaurante LA PASTERIA que celebra su primer año
La Pastería (Fernán González, 37. Madrid. Tel. 91 502 49 04 ) tienda gourmet, restaurante y laboratorio artesanal de pasta fresca, cumple un año de vida y lo celebra convirtiéndose además en un taller donde enseñarán todos los secretos sobre los productos más emblemáticos de Italia a través de sabrosos cursos y catas.

También amplía su horario y abre los 7 días de la semana, para poder ‘viajar’ a diario hasta Abruzzo y disfrutar de sus pastas tradicionales recién hechas, que se transforman en recetas como Spaghetti alla chitarra con ragú de cordero,Maccheroni verde alla campagnola o Raviolini in brodo. Todos apetecibles, pero sin duda alguna, los que se han convertido en la estrella indiscutible de la casa son los Fettuccine alla ruota, pasta larga en salsa de nata, speck y queso, cuya cocción se termina en una rueda de su famoso Parmigiano Reggiano. Apetecible, ¿verdad?. Por supuesto, su oferta también se prepara para llevar a casa, a la oficina, al parque.
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Itziar Miranda se ‘encarna’ en una niña de 8 años para contar la vida de mujeres que han hecho historia a través una colección de cuentos infantile
ACTUALIZADO ENN
- La editorial Edelvives estrena esta colección que narra la biografía de auténtica heroínas y sale al mercado este mes de octubre
- Itziar Miranda: ” Si eres feliz, no te da tiempo a pensar en la felicidad”
En la barra de Lakuntza, en General Díaz Porlier, estaba Itizar tomando una copa de vino. Acompañada por su jefa de prensa, Laura Piñana, ambas compartían risas y demás historias que cobraban vida conforme el tiempo avanzaba. Tuve que interrumpir aquella conversación, para así iniciar a una nueva.
La sonrisa de Itziar no abandonaba su esencia en ningún momento. Es una sonrisa cálida y sincera, que la hace aun más bella. Es humilde; a pesar del éxito del personaje en el que lleva 15 años reencarnándose, Manolita, en Amar es para siempre, mantiene los pies sobre la tierra.
Optimismo, sencillez, alegría y mucha pasión. Pasión por el vino, por la música, el arte, por su trabajo, por su familia, por todo aquello que le cuentan. Ahora está entusiasmada con esa niña a la que ha dado vida en la colección de cuentos infantiles, Miranda. Nombre que coincide con su apellido y el de su hermano Jorge, historiador de profesión, con el que escribe estos libros, en los que colaboran también Nacho Rubio y la ilustradora Lola Castejón.

Miranda es en realidad esa niña que representa la infancia de los hermanos. “Tuvimos una infancia común pero con algunas diferencias. De hecho, yo siempre he sido algo cursi, mientras que él tenía un humor negro y era más gamberro. Al ponernos a escribir estas historias nos hemos dado cuenta de que nos hemos intercambiado los roles. Él está más romántico y yo más gamberra”, cuenta Itziar, Itz para los amigos. La madre de los hermanos Miranda era escritora, y el hecho de que Jorge sea historiador ayuda mucho, aunque ambos se documentan a la hora de narrar la historia de personajes reales.
“Miranda es una niña de 8 años, sin pelos en la lengua, y muy curiosa. Cuenta las historias de esas mujeres, heroínas, desde su prisma”, añade la actriz. Y es que todos los cuentos parten de un hecho que sucede, que implica que algún familiar de Miranda le cuente la historia que ella vuelve a contar a su manera.
La protagonista de esta colección de mujeres está rodeada de sus familiares (sus abuelos, el hermano, el tío…) y sus amigos Lichi y Celia, aquél no puede tomar lácteos y ésta es celiaca. De hecho, en cada entrega hay un libro de recetas para que los niños cocinen con sus padres. Recetas elaboradas que Lichi y Celia pueden comer. Se trata, en suma, de una primera entrega semestral de 4 libros compuestos por tres biografías -“Marieta” (Marie Curie), “Frida” (Frida Kahlo) y “Juanita” (Juana la loca)- y un libro extra de cocina que sale al mercado en octubre.

¿Cómo contar la historia de Juana ‘La Loca’ una mujer que, como decimos vulgar e injustamente, estaba “enchochada” con su marido Felipe “el Hermoso”?
Todos los cuentos parten de una estructura similar. A Miranda le ocurre algo y le cuentan una historia relacionado con ese hecho. La historia de Juana parte debido a que a Miranda le gusta el niño de enfrente. No deja de mirar por la ventana que da a la casa del muchacho, y la abuela le dice “si sigues mirando tanto por la ventana, te vas a volver loca como Juana”. Así le cuenta la historia de amor pasional que vivió Juana “la Loca!.
¿Cómo tratar con un niño el fenómeno de los celos y hasta qué punto es bueno para un joven reflexionar asuntos tan complejos?
Desde un enfoque crítico y con mucha humanidad es positivo. Humanizamos al personaje. No se juzga a Felipe ‘el Hermoso’, pero sí se ríe Miranda de él. Se cuenta la historia de ‘Juana la Loca’ desde su estancia en Toledo hasta Tordesillas. Por ejemplo, las infidelidades de Felipe lo expresamos como “merendar con otros”. Los cuentos, además, contienen un léxico y unas expresiones muy viejunas, para que los jóvenes no pierdan el contacto con el lenguaje más castizo.
¿Cómo explicar la esquizofrenia de Juana La Loca?
No contamos la esquizofrenia, pero sí que se volvió loca de amor. En verdad no pretendemos inducir una moraleja, pero sí que el lector se plantee una serie de preguntas. Hacemos crítica de los celos. Hablamos del vínculo con su hija Catalina. La historia de Juanita tiene un final muy emocionante. Por supuesto que añadimos conversaciones inventadas.
Me parece muy bonita la iniciativa de que todas las historias narren la vida de una mujer que ha hecho historia…
Hablamos siempre de mujeres que han tenido que luchar por sus derechos, por poder estudiar. Mujeres como Marie Curie premio Nobel en dos ocasiones. Y no es feminista esta iniciativa, sino realista, realista con la época.
El hecho de escribir un libro con otra persona es fácil y complejo a la vez. ¿Cómo funciona el proceso de creativo en los hermanos Miranda?
Hacemos un trabajo de guionistas. Primero nos documentamos a fondo. Cada historia tiene una media de 8 capítulos. Y nos repartimos el trabajo, pero una vez escritos, los corregimos. Escaletamos las historias como guionistas. Al tener la misma infancia y las mismas referencias nos es muy fácil trabajar.
¿Qué queda de esa niña, de esa Miranda de 8 años, en la Itziar de ahora?
Mucho. Aunque soy más gamberra de lo que creía. Aunque por mi profesión, debo ser responsable, disciplinada. Para mí, la interpretación es un juego. De hecho es muy curioso cómo en otras lenguas interpretar se dice
Ser actriz y aprender guiones te ayuda a la hora de organizarte con este nuevo proyecto
Ser actriz me está ayudando muchísimo en esto. Miranda es una niña muy viva, pero está llena de conflictos. Conflictos positivos. Miranda está con este conflicto interno del arte de hacerte preguntas y no saber contestarlas. Y es que un actor cuando se mete en un papel, este último normalmente se caracteriza por ser un personaje que plantea continuamente dudas y preguntas al espectador. Si se las contestara desde el primer acto, por ejemplo, ya el resto de la obra no tendría sentido, como por ejemplo en el caso de las obras de teatro.
Ya que hablamos de tu faceta como actriz, después de 15 años interpretando a un mismo personaje en la serie de éxito Amar es para siempre, ¿podríamos decir que Manolita ha absorbido a Itziar?
Nos enriquecemos mutuamente. Manolita no es un personaje plano, sino que va evolucionando, al igual que yo. Manolita tiene ese carácter de sacar a la familia adelante. Es una gran serie porque no se pierde la perspectiva de la historia. Con Amar es para siempre podemos vivir la historia de nuestros abuelos. Manolita no me ha encasillado, de hecho, me ofrecen papeles muy diferentes al que hago en la serie pero no puedo aceptarlos todos por falta de tiempo. Yo no estoy encasillada y Manolita tampoco. Es un personaje que va creciendo y cambiando continuamente.
¿Podrías decir que has alcanzado el éxito, aunque para ello tendrías que definir este término?
El éxito para mí es levantarme cada mañana a las 6 y poder irme a trabajar. Creo que estoy satisfecha y soy feliz.

¿A qué le temes?
Desde que soy madre… (Itziar reflexiona) a la muerte.
¿Qué hay después de la muerte o qué esperas que haya?
No lo sé. Prefiero pensar en la vida. La energía no se crea ni se destruye, sino que se transforma. Hay algo en mí y en mi vida que me dice que esas personas cercanas que nos abandonan siguen con nosotros de alguna manera e incluso nos protegen y nos cuidan de alguna manera. Lo pienso y lo siento. Quizá es que me gusta pensarlo, sentirlo e imaginarlo.
¿Qué es la felicidad?
No pensar en la felicidad. (Itziar ríe) Creo que cuando alguien empieza a plantearse qué es la felicidad es que está pasando por un momento infeliz, porque si eres feliz no te da tiempo a pensarlo.
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CENA EN ASADOR LAKUNTZA
3 copas de Riberta del Duero
1 coca-cola Zero
1 Fanta de Naranja
1 botella de agua
Alcachofas a la plancha benicarlo
Revuelto de gulas
Pastel de puerro en salsa de champiñones
Salteado de trigueros y langostinos
Rape a la parricha con verduras
Mini-hamburguesitas
¡! Entrevista dedicada a Manuela Ruano Moreno, quien nos ha contactado por Facebook a través de su hijo, para pedir que le dedicáramos la entrevista. Y es que esta señora se siente muy identificado con el personaje Manolita, pues, tal como cuenta, es también una pesona humilde y ha estado inmersa en una sociedad posguerra con enormes carencias materiales y económicas; Manolita, sin embargo, al igual que ella, sabe “torear” con toda esta situación y mostrar siempre su mejor ánimo y deseo de llevarse bien con todos.
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Nuevo portal gastronómico con un enfoque diferente
Entrevistas a personalidades del momento se funden con el sabor y el aroma de los platos más exquisitos de los mejores restaurantes de Madrid.
Detrás de cada vino, cada bocado, cada palabra se esconde una persona, una historia, una vida.
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EL ÁTICO de Ramón Freixá: ¿son las Estrellas Michelín una garantía de “orgasmo culinario”?
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-“La ensaladilla rusa me sorprendió para bien (…) el hojaldre era exquisito”
-“Nunca había probado una ternera con semejante sabor y aroma”
-“El Salmón marinado al Gin Tonic era pasable, pero nada extraordinario“
-“Estoy satisfecha con mi experiencia en EL ÁTICO de Freixá”
Queridos amigos, facebookeros y lectores:
La semana pasada dos amigos y seguidores del Face se animaron a escribir una crítica. La primera, de Luz Trujillo, sobre una emblemática terraza en la Sierra de Madrid, y la segunda, de Raúl Jiménez, sobre un restaurante en el Retiro. Hoy me toca a mí.
Hace 15 días celebré un aniversario muy importante para mí en el Ático de Ramón Freixá. Dos estrellas michelín respalda un imperio de nuestra gastronomía. Para mí, sin duda, fueron las vistas hacia la Gran Vía y su ternera las que me conquistaron, y las estrellas me importan más bien poco.
En la esquina de Gran Vía con Marqués de Valdeiglesias, en la azotea del antiguo edificio se sitúa un minimalista y emblemático ático con unas vistas privilegiadas. Un moderno ascensor nos reconduce a la sexta planta. Nada más entrar, un maître te acompaña a elegir la mesa que prefieres. Comer al lado de la ventana es indispensable. Un atardecer propio de agosto inyecta una cálida luz en el espacio gastronómico, mientras la amabilidad de un camarero te ofrece un aperitivo.
El Corte de ensaladilla rusa me sorprendió para bien. Es un plato que se hace hasta la saciedad hasta el punto de aburrir y empalagar a uno. No pesada, sino más bien todo lo contrario; creo recordar que contenía cangrejo y eso del “corte”, para algún despistado, no es más que la ensaladilla dentro de un hojaldre fino y delicioso. De hecho, catalogo a los restaurantes por su ensaladilla rusa, lo confieso.
Las croquetas, por contra, no me gustaron. Pedimos séis: dos de chipirones, dos de jamón y dos de boletus. Quizá salvaría las de jamón, pero me esperaba algo más. En unos días subiré la crítica a mi experiencia en Quintana 30 y sus genuinas croquetas de espinacas y pasas.
Acompañamos la comida con un par de copas de Ribera de la casa, bastante bueno. Y de segundo, opté por la pieza de ternera rebosada con un toque de humo. ¡Increíble!Nunca había probado carne con semejante sabor y aroma. Nada más aparecer en mi mesa, el aroma que dejaba aquella ternera era digna de esos 21 euros que vale el plato. Soy de las que les gusta la carne hecha -muy hecha-. Esta estaba roja por dentro. Probé un bocado, otro… y me dije: “no. La comeré así. Está tan rica, que no quiero estropearla”. Mi acompañante se pidió un corazón de salmón marinado al Gin Tonic: era pasable, pero nada extraordinario, a pesar de que el título crea unas expectativas que superan el sabor.

Una tartaleta de mango pasión y un sorbete-helado de lima, menta y ginger “adornaron” el postre que optamos por tomar en la terraza al aire libre con vistas al Círculo de Bellas Artes. A pesar de la carretera y un ligero ruido de los coches, el silencio contagiaba y enamoraba nuestra experiencia gastronómica que agradecemos al chef Ramón Freixá, artista por encima de todo.
Finalmente, terminamos tomándonos una copa en la azotea, en donde las vistas, aun era más impresionantes.
Amabilidad, respeto, educación y atención nada forzada es lo que destaco del Ático de Ramón Freixá. ¿Calidad de producto? muy cuidada; ¿presentación? bastante buena, aunque mejorable; ¿originalidad de los platos? la justa y necesaria. Salí contenta.
En relación al titular, mi pregunta es ¿cuánto aciertan el jurado que concede las Estrellas Michelín? ¿Acaso no he comido en otros sitios mejor que en R.F. que carecen de estrellas? Es una duda que reflexionaré estos días, así que dejadme aquí vuestros comentarios, amigos. A ver si pronto escribo sobre el funcionamiento de la concesión de este tipo de “estrellas”.
A la pregunta del titular en relacion a si estuvo a la altura de mis expectavivas, diré que relativamente SÍ. No puedo quejarme.

Katy Mikhailova,
No es crítica gastronómica, es paladar exigente
CALIDAD-PRECIO: 8/10
CALIDAD PRODUCTOS: 10/10
VARIEDAD CARTA: 7/10
ENTORNO: 10/10 (en terraza) 10/10 (dentro del restaurante)
SERVICIO: 9/10
PRESENTACIÓN PLATOS: 8/10
ORIGINALIDAD: 7/10
NOTA FINAL para El Ático de Ramón Freixá: 8,62
VINOS DE BELLOTA: Deliciosa sorpresa gastronómica a dos pasos del Retiro.
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Por R. Jiménez

-“No podemos dejar de probar sus deliciosas croquetas de queso curado artesano de Ciudad Real o de cecina leonesa y setas, que no nos dejarán indiferentes, o sus maravillosos tigres artesanos en crema de piquillo”
-“Aquí hasta los chupitos son originales. La casa obsequia a sus clientes con una deliciosa espuma de Gin Fizz, un coctel elaborado con ginebra, zumo de limón y azúcar para que nos preparemos para prolongar la sobremesa”
A las puertas del Parque del Retiro, ese maravilloso pulmón verde del que disfrutamos todos los madrileños, y en pleno distrito del mismo nombre, aunque lindando ya con el señorial distrito de Salamanca, se halla un recoleto restaurante con un nombre que constituye toda una declaración de intenciones: Vinos de Bellota.
Podría pensar el lector que podría disfrutar allí de excelentes caldos de las más variadas denominaciones de origen y una cuidada selección de productos que obtenemos del cerdo ibérico. Sin embargo, esto es tan solo una pequeña parte de las sorpresas que nos aguardan en este delicioso paraíso gastronómico semi-oculto en la esquina de las calles Doctor Castelo y Antonio Acuña, rodeado de locales tan conocidos para el “gourmet” madrileño como Arzabal o las sidrerías asturianas Carlos Tartiere o Couzapin, en la cercana calle Menorca, sin olvidar rincones míticos del cañeo y del tapeo en la zona, como El Buendi o La Castela, entre otros.
De entrada, el local nos sorprende por sus reducidas dimensiones y su sencillez. De hecho, a primera vista, podríamos pensar que es un bar de barrio, donde disfrutar de una caña bien tirada o una deliciosa copa de vino, acompañado de suculentas raciones o tapas. Su distribución sigue los cánones de este tipo de locales, una barra, varios barriles con sillas altas, para momentos informales, y apenas, una decena de mesas, al fondo del local. Sin embargo, hay un detalle que nos llamará pronto la atención.
En las paredes del local podremos encontrar escritas una lista de sugerencias culinarias, con platos tan evocadores como el “foie mi-cuit al gelée de gin-tonic”. En otra de las paredes del local, nos sorprenderemos con la abundante y cuidada variedad de ginebrasque nos ofrece el local, para disfrutar de un excelente gin-tonic. Ya habrá imaginado el lector que es imperdonable no disfrutar aquí de este clásico de los destilados que nunca pasa de moda. Finalmente, en otra de las paredes del local, hallaremos la carta de cócteles, con nombres tan sugerentes como el “Blue de Bellota” o el coctel del mismo nombre del local “Vinos de Bellota”, además de encontrar los clásicos mojitos y daiquiris en todas sus variedades frutales posibles, los festivos “Tequila Sunrise” y “Sex on the Beach”, o los novedosos “Gin Fizz” y “Flor Fizz”, entre otros.
Para abrir boca, y a modo de aperitivo, nos disponemos a disfrutar de una excelente caña bien tirada de cerveza Mahou, la cerveza madrileña por antonomasia, o de una deliciosa copa de sus excelentes caldos de las más variadas denominaciones de origen. En esta ocasión, nos decantamos por una copa de Edulis, un Rioja crianza con notas de frutos rojos bien ensambladas con aromas de barrica francesa, con el que también acompañaremos nuestra comida. El bocado que acompaña a esa caña o a ese vino no es ni mucho lo habitual: Mini-tosta de setas trufadas con queso o totopos de maíz con espuma de salmorejo o de aguacate, presentados de forma excelente sobre una plancha de pizarra negra, son las primeras sorpresas que nos ofrece el local.
Entrando ya en materia, encontramos una carta que es todo un festival gastronómico con una denominación común: productos frescos y naturales de todos los rincones de nuestro país. Como entrante, probamos una de las especialidades de la casa, la cecina de Astorgacortada a cuchillo con medallón de queso de cabra a la plancha. Toda una explosión de sabores y texturas con productos muy nuestros.
Posteriormente, para compartir optamos por uno de los platos estrella de la casa, elsalteado de boletus y habitas Baby al Pedro Ximénez, una maravillosa fusión de sabores y texturas, que constituye una auténtica delicia por la suavidad y la delicadeza con la que el plato ha sido elaborado y su magnífica presentación. Para equilibrar el menú, lo acompañamos con una fresca y deliciosa ensalada de escarola rizada, rúcula, brotes de Batavia roja, canónigos, piñones tostados y nueces, todo ello aderezado con una sugerente vinagreta de miel de caña y mostaza de Dijon. Toda una fiesta de colores y sabores en el plato. Para finalizar, no podemos dejar de probar sus deliciosas croquetas de queso curado artesano de Ciudad Real o de cecina leonesa y setas, que no nos dejarán indiferentes, o sus maravillosos tigres artesanos en crema de piquillo.
Tras haber disfrutado de esta maravillosa variedad gastronómica, nos disponemos a paladear una de las especialidades de la casa, los arroces o fideos tostados (el comensal puede elegir) al horno preparados en el momento, por lo que se recomienda esperar unos 20 minutos. Podemos elegir acompañar ese arroz o esos fideos tostados con rape, setas y gambas; confit de pato y setas Shitake; verduras, costilla ibérica de bellota, o boletus con habitas Baby. Yo ya los he probado todos, pero mi favorito sigue siendo el de rape, setas y gambas. Y a un módico precio, entre 12 y 15 euros para 2 personas.
Y, por supuesto, para culminar este festín de los sentidos, no podemos dejar de disfrutar los deliciosos postres: tiramisú tradicional, tarta de queso con mermelada artesana de fresas o mi favorito, el “calentito”, que así se denomina el postre, que es un coulant de chocolate con delicioso helado de dulce de leche o Ferrero Rocher. Imposible no sucumbir a una de estas dulces tentaciones.
Y tras el consabido café o infusión, llega la sorpresa final. Aquí hasta los chupitos son originales. La casa obsequia a sus clientes con una deliciosa espuma de Gin Fizz, un coctel elaborado con ginebra, zumo de limón y azúcar para que nos preparemos para prolongar la sobremesa o la velada paladeando sus deliciosos gin-tonics o sus variados cócteles, preparados de forma magistral. Además, si queremos iniciarnos en el arte de la coctelería podemos asistir a alguna de las Master-Class para preparar sugerentes gin-tonics o vodka-tonics, que períodicamente se organizan.
El precio medio por persona no supera los 25-30 euros, lo que, sin duda, constituye una agradable noticia, y lo hace accesible a todos los bolsillos.
Además, os anuncio que el próximo día 24 de octubre, Vinos de Bellota celebrará su tercer aniversario, por lo que ya tenéis una excusa para descubrirlo. No os defraudará.
Vinos de Bellota
C/ Antonio Acuña, 27
28009 Madrid
Metros: Príncipe de Vegara, Ibiza
https://www.vinosdebellota.com
VALORACIÓN
CALIDAD-PRECIO: 7/10
CALIDAD-PRODUCTOS: 8/10
VARIEDAD CARTA: 7/10
ENTORNO: 7.5/10
SERVICIO: 9/10
PRESENTACIÓN PLATOS: 8.5/10
ORIGINALIDAD: 9.5/10
NOTA FINAL PARA VINOS DE BELLOTA: 8
La mejor sidrería de Madrid se llama TXIRIMIRI
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” Rapidez, amabilidad y pragmatismo son los tres adjetivos que podría destacar del impecable servicio ”
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“Las mejores croquetas (de boletus, trufa y jamón) que he comido en Madrid después de las de Quintana 30“
Buenas tardes, facebookeros y amigos que rinden culto a la mesa:
Después del éxito social de las primeras entradas y la polémica del jamón de Hevia y su contestación tan poco acertada por parte del restaurante, puedo decir que hemos alcanzado las 12.102 lecturas en la primera entrada y 8.452 en la segunda, habiendo sido compartido en Facebook 104 veces aquella y 98 esta última. También incorporamos una crónica de mi amigo y facebookero Simón sobre su fantástica experiencia en La Canica de Madrid.
Así que me lanzo a la crítica de hoy. Si seguís leyendo, conoceréis la mejor sidrería de Madrid verbalizada en sensaciones abstractas que podréis concretar si os paseáis por Ferraz.

No se puede hacer reserva de mesa. Es la política de la sidrería en cuestión. Esto explica que en temporada alta veamos una cola en ferraz que reconduce al número 38 de la calle (hay otro en la Calle Humilladero y en la Calle General Díaz Porlier), a escasos minutos del Templo de Depod. Nada más entrar, un aroma a sidra seducen dos de los sentidos de los comensales. Es Txirimiri.
Un local no excesivamente grande pero acogedor; paisajes de San Sebastián, en formato fotografía, decoran las paredes. A pesar de la escasa originalidad de la estética (pensemos en todas las veces que hemos visto representado el Peine del Viento de la ciudad, hasta había uno en el Pimiento Verde de Lagasca), no vamos a negar que la decoración te traslada ligeramente a los rincones que evocan. Rapidez, amabilidad y pragmatismo son los tres adjetivos que podría destacar del impecable servicio en el Txirimiri de Ferraz.
Rapidez era lo que más necesitaba, pues a las 22.40 tenía en Cines Princesa en V.O. Del Revés “esperándome”, y tenía poco más de una hora para cenar.
No sirven vasos “sueltos” de sidra (por poner alguna pega), solo botellas. Pedimos una para dos, sidra vasca (la prefiero a la asturiana, odiadme si queréis :-) ). De entrantes, unas riquísimas croquetas de boletus, trufa y jamón sedujeron mi paladar, obligándome casi a manifestar un “Mmm. ¡Qué ricas, por Dios!” en voz alta. Las mejores croquetas que he comido en Madrid después de las de Quintana 30 que están hechas de trufas y pasas, creo recordar.
Después, un pintxo de gambas y setas (para ser exactos, los llaman Champiñones ‘Asier’ con langostinos, ajitos y vino blanco) terminó de rematar mi encanto con la tasca. También probamos sus burritos con pollo y curry “a la vasca” -que es como yo los acabo de rebautizar- y unos chipirones encebollados deliciosos.

No es especialmente barato, pero tampoco caro. La calidad-precio me parece óptima y merece la pena.
¿Sugerencia? Ofrecería vasos de sidra “sueltos” y más variedad de pintxos, así como añañdiría la opción de reservar mesa, dejando un parte del local libre para las “no-reservas”.
Una espléndida experiencia en el corazón de Madrid.
Miss Cenas:
No es crítica gastronómica,
Es paladar exigente
CALIDAD-PRECIO: 7/10
CALIDAD PRODUCTOS: 8/10
VARIEDAD CARTA: 7/10
ENTORNO: 6/10 (en terraza) 8/10 (dentro del restaurante)
SERVICIO: 8,5/10
PRESENTACIÓN PLATOS: 7/10
ORIGINALIDAD: 9/10
NOTA FINAL para TXIRIMIR: 7,5
La Canica de #Madrid Crítica por José Luis Simón tras su maravillosa experiencia en el restaurante. Por cierto, en breve, mi contestación aRestaurante Hevia en el blog #missCenas
El Restaurante Hevia me respondió, y aquí viene mi contestación. Foto de jamón de bellota a 20 euros. No digo más. Juzgad vosotros.
https://misscenas.com/category/lo-ultimo/ #MissCenas No dejéis de leernos. Pronto incorporaremos nuevos componentes como Raúl Jiménez , abogado de profesión, pero otro paladar exigente y entendido. Y quiero que participéis todos vosotros, facebookeros, mandándome vuestros vinos preferidos, malas experiencias en restaurantes, recetas, etc. Ya os iré avisando. ¡Feliz agosto! Avatar por Daniel Padilla Herrera ¡Un crack del diseño gráfico!
— con Daniel Padilla Herrera.
Mattia Pierantoni: “En Forte queremos contar historias con nuestros platos”
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Una agradable y minimalista fachada te invita a entrar a Serrano 85. Una vez dentro, un olor a café del bueno te seduce. Con una simple vista se puede apreciar esa triple división del restaurante: la zona verde, la roja y la blanca. Es la bandera italiana. Muy sutil todo, pero también auténtico. Me recibe Mattia Pierantoni, uno de los tres socios fundadores de Forte, Fortino y Fortissimo.
Pasamos a la sala verde, decorada con esas lamparas industriales tan de moda, sólo que en esta ocasión la bombilla es también de color verde. Unos cómodos sillones hacen más amena la entrevista y el posterior almuerzo.
“Queremos contar historias con nuestros platos. Por ejemplo, ¿sabías que la pasta carbonara fue inventada por los norteamericanos durante la Segunda Guerra Mundial? Nuestro objetivo es que los clientes no sólo coman por comer sino que también conozcan el origen de lo que comen”, cuenta entusiasmada Mattia. El que es uno de los fundadores de esta cadena de restaurantes italianos transmite pasión en todo aquello que cuenta de su trabajo.
*1 Al parecer, durante la Segunda Guerra Mundial , los soldados estadounidenses llegaron a Italia, la combinación de los ingredientes a ellos más familiares que pudieron encontrar fueron los huevos , el bacon y los espaguetis,la combinación de estos ingredientes dieron la idea a los cocineros italianos para la receta real que se desarrollará plenamente sólo más tarde. (*1 Fuente wikipedia).

La filosofía de estos tres rincones de culto a la mesa y viaje a la Italia más pura es respetar los productos tal como están, para así respetar también cliente. Otros puntos a cuidar es la estética minimalista que envuelve Forte Pizza, así como ofrecer a los comensales la posibilidad de disfrutar de la comida sin olores ni otro tipo de molestias, no sin olvidar que el buen trato al cliente es algo imprescindible
A Mattia le gusta su trabajo, demasiado. Comprometido en su totalidad con el negocio asegura que sabe cocinar pero que no se atreve a entrar en la cocina, a pesar de ser el responsable de la calidad y la importación de todos los productos y de darle un toque personal a la comida que se ofrece.
El slow-food es la base de Forte, Fortino y Fortissimo. Mattia es uno de los pioneros de este movimiento internacional afincado ahora también en Serrano 85, en Platea de Goya y en Valdemarín de Aravaca en el Hotel Aravaca Village. El slow-food no es sino una de las últimas tendencias en la cocina, iniciada en Italia, que consiste en emplear productos naturales, respetando el ritmo y la temporada de los mismos; así, tambien se respeta el medioambiente y, en última instancia, la salud del consumidor. Es algo que va más allá de la comida ecológica, y su finalidad es la de salvaguardar las tradiciones gastronómicas regionales, sin intervenir en el método tradicional de su cultivo. Es curioso que el emblema de este tipo de gastronomía sea un caracol: se debe a que este molusco representa la lentitud. A fin de cuentas el slow-food si algo tiene es que es que no es precisamente rápido.
“En Barcelona hay muchos restaurantes que aplican la filosofía slow food”, afirma el italiano, que lleva en Madrid cerca de 2 años.

Así, esta cadena italiana importa productos regionales directamente de Italia como el tomate del piennolo de Nápoles, los dátiles de Sicilia, la flor de calabacín, el embutido famoso conocido como “violín de cabra”, pues para ser cortado hay que sujetarlo como si fuera un violín, entre otros tantos productos que sólo se cultivan en Italia. “Me propusieron abrir una asesoría de importación”, cuenta. “De este modo, trabajamos el producto lo menos posible”, prosigue.
El tipo de platos que ofrecen es la comida (callejera solo en fortino) italiana: “en Forte, Fortino y Fortissimo ofrecemos los platos conocidos pero con mejores productos y con una historia detrás que contamos”.
Según este romano, la oferta gastronómica italiana en Madrid si es de alta calidad suele ser cara: “en Forte puede cenar desde un chico que quiere invitar a su novia y no se quiere gastar más de 20 euros, hasta una persona que quiera pedir un vino italiano de 80 euros la botella”, confirma.
En la cadena liderada por Forte se consume 68 kg. de burrata a la semana. En todo Madrid, la burrata llega el martes, mientras que a Forte varios días a la semana.
“Queremos salir del concepto pasta-pizza y pizza-pasta”, explica. Las pizzas que se ofrecen son ovaladas porque, tal como cuenta el empresario romano, en sus orígenes, este plato estrella, llamado pinza, tenía esta forma y además solía contener los frutos secos.
El tema de fermentados es un pilar importante. La cerveza artesanal está teniendo una acogida muy buena, así como la carta de vinos italianos. Además, ofrecen al cliente platos de una detemrinada región con su vino correspondiente: “si nos piden mozzarella de búfala recomendamos acompañarlo con un vino de la región”.
Honestidad, sencillez, simpatía, amabilidad, naturalidad y espontaneidad son algunas de las características a destacar de este joven empresario que se adentra nuevamente en este sector tras viajar por Kuwait, Dubai, Turquía, Londres y Nueva York, expandiendo su otra aventura gastronómica, Obika Mozzarella Bar.
Ahora su casa es Madrid, y muy contento de aterrizar en la capital, está entregado en cuerpo y alma a esta aventura llamada Forte.
“Este proyecto surge hace menos de un año, yo ya venía de este sector, y junto a dos socios más, hemos creado esta cadena”, cuenta. Andrea Corsetti y Ranieri Casalini son los dos socios de Mattia”. Ahora, esta cadena se está convirtiendo en una referencia en Madrid y, nosotros, desde misscenas.com , les deseamos mucha suerte.
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Antipasti: berenjenas confitadas con tomate y piñones
Penne All’arrabbiata
Pacchero di gragnano alla sorrentina (Salsa de tomate, zozarella de bufala, parmesano y albahaca fresca)
3 copas de vino tinto Nobile di Montepulciano de la Bodega La Barccesca
1 Tiramisú
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¿Vuelve la moda del Cocido?
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Queridos lectores y amantes de la buena cocina:
Ya escribía hace unas semanas la noticia de que EL CAFÉ DE LA ÓPERA desde hace unas semanas está abierto a mediodía con un económico pero riquísimo menú cuyo protagonista es el cocido madrileño.
La semana pasada nos reunimos bloggers y críticos gastronómicos para degustar y comprobar por nosotros mismos cuán realmente está bueno ese cocido completo de este restaurante ubicado a escasos minutos del Teatro Real.
De entrada, mientras hacía tiempo, pude charlar con el director del departamento comecial, Pedro Alonso Gimeno, en la barra del restaurante. Y degusté la ensaladilla rusa; ya os dije que yo catalogo a los restaurantes por su ensaladilla. ¡Me llevé a una grata sorpresa y se la comenté enseguida a Pedro! La ensaladilla era fabulosa. Lejos de ser como esas que se llevan ahora que tanto me gustan en donde todos los ingredientes están troceados -así la ponen en Loft 39, Puerta 57, Urretxu, Ramón Freixá…-, estaba maravillosa.

Tras el aperitivo -en el que Pedro me hablaba de ese fabuloso mural de Padrós que durante una temporada estuvo tapado ya que la decoración que se llevaba era distinta- pasamos, con colegas del gremio, a la planta de abajo. Como ya conté en el anterior artículo sobre este sitio, la decoración es maravillosa. La luz, sobre todo. Los que me leéis conocéis de sobra mi predilección y casi obsesión con las luces. No sé si es un defecto de profesión de los que trabajamos en tele -pues en TV el director de fotografía es imprescindible- o ya un tema personal, pero esa luz azul tenue que envolvía una sala decorada con un estilo que sigue siendo muy minimalista pero con un puntito rococó que le da ese mural enolvente de Padrós me animaba a querer quedarme más tiempo. Y, por si fuera poco, ¡esas luces cambian de colores! En las actuaciones que tienen lugar por las noches juegan con este elemento.
Nos sentamos en una mesa grande y cuadrada, que en pocos minutos terminó por convertirse en una gran mesa de debate. Acompañados de Carmen Carús, la directora general de EL CAFÉ DE LA ÓPERA; de Manuel Ganchegui director artísico y el culpable de que cada noche las mejores voces hacen el sitio un rincón único; de Pedro Alonso Gimeno, por supuesto; también de María Asenjo de OAK POWER COMUNICACIÓN; los cronistas de gastronomía Rafael Rincón de El Trotamanteles y Máximo Vicente coordinador de Guía Maximin; y los bloggers de life style Lydia Bermejo y la autora de Olé tu estilo; también la famosa instagramer Marina Díez Fernández, con más de 25.000 followers y el nutricionista Guillermo V. Rguez.
“Los restaurantes vuelve a apostar por el cocido. De pronto algo tan tradicional vuelve a ser ‘trendy'”, aseguró, más o menos en esta línea, Rafael Rincón, probablemente uno de los hombres que más saben de comida de España. Muy pronto empezamos a reflexionar sobre las modas en la cocina, como en la moda, cómo vienen y van; por ejemplo, las croquetas que vuelven a ser tendencia en todos los restaurantes en Madrid.
Nos trajeron primero la sopa de cocido. Repetí. Estaba muy rica. Ya con el frío en Madrid entraba demasiado bien. Y sin darnos tan siquiera cuenta, trajeron el segundo: garbanzos acompañados de verduras y por otro lado chorizos, morcillas y demás. Delicioso. Los garbanzos tiernos en su justa medida, con sabor, intensidad, suaves, y el chorizo no podía ser más perfecto. Es un menú que puedes degustar por tan sólo 25 euros, incluido el IVA, y el vino, el pan y postre.
Pudimos brindar por la fantástica gestión de todo el equipo. Y seguir discutiendo sobre las modas y las diferentes corrientes de tendencia en el mundo de la gastronomía. El postre fue leche frita pero muy lograda. Es un postre que no me gusta en absoluto, ya que los lácteos no son lo mío; pero he de reconocer que hasta estaba bueno.
No puedo estar más contenta con esta experiencia en EL CAFÉ DE LA ÓPERA y se lo recomiendo a todos mis lectores.
¡Nos vemos en la próxima parada gastronómica en misscenas.com !
Os traeré un menú que puedes comer en Ortega y Gasset de lo más interesante…
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Juan Manuel Bellver: “En Lavinia, la gente puede venir y soñar”
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Una alfombra roja en Ortega y Gasset 16, símbolo de elegancia y exclusividad, te conduce a la entrada. Al entrar, se aprecian con una sola mirada las dos plantas. Al lado de Valentino y de Chanel se halla el que es para mí el museo del vino por excelencia, o, como nuestro entrevistado de hoy dice, “centro cultural”.
A la izquierda, las cajas para comprar, a la derecha vino, vino y más vino. Las botellas, absolutamente todas (incluso las de muestra), permanecen tumbadas. De hecho, esta fue la principal novedad de Lavinia cuando abrió en 1999. Y es que no hablamos de un tema estético sólamente; resulta que para que el vino se conserve mejor y esté en contacto con el corcho, es recomendable guardar las botellas en posición horizontal.
Unas lucecitas recorren la majestuosa escalera circular para recordarnos que es Navidad en Lavinia y en el Barrio de Salamanca de Madrid, y que de estas fechas podría depender la facturación anual. Es así el negocio de los vinos. En medio de la planta principal, una especie de mesa circular, llamada La plaza de las novedades, soporta unas máquinas que, empleando la tarjeta recargable de Lavinia (que se puede recargar desde un euro hasta cantidad ilimitada, tarjeta que no caduca), te ofrecen catar alguno de los vinos expuestos antes de comprarlos. Alrededor, todo vinos de diversas Denominaciones de Origen y organizados por regiones, se ofrece una visión culta y ordenada de ese amplísimo surtido, compuesto por unas 4.000 referencias de todo el mundo.
Subo por las escaleras mecánicas. En los pasillos: más vino. Al fondo, las mesas del restaurante. Escojo sentarme en la mesa alta de la derecha. Detrás de mí y de mi butaca alta están los vinos de Sauternes. No podía elegir un mejor sitio. Un vino que recuerda al oro me seduce y me tienta comprarlo. Y cuesta tan sólo 30 euros. Mientras espero a mi invitado, un sommelier de Lavinia me ofrece la carta de vinos. Opto por una Garnacha de Nueva Zelanda (a pesar de lo poco que me gusta esta variedad); no me termina de convencer.
La agenda de Juan Manuel Bellver, el protagonista de hoy en misscenas.com, hace que se retrase un poco. Pero llega sonriente, amable y con esa hiperactividad que caracteriza a los que se dedican a este mundo. Trabajó como corresponsal en París para El Mundo. Es muy probable que su pasión por los vinos le venga desde ahí.
Entre tanto, un simbólico plato de pequeñas coles (cromatismos de coles yodadas) en diversos colores con un sabor tan desconocido por mí hasta el momento me permite entretenerme entre pregunta y respuesta. Voy entendiendo eso de “cocina de descubrimiento” de la que habla Juan Manuel. Acompañamos este plato de un Antonio Madeira, Vinhas Velhas, 2012.
El principal motivo de encuentro es conocer la historia de Lavinia y su opinión como experto en este sector sobre la generación millennials, poco acostumbrados al vino. La fiebre por los gin-tonic o la tradición de la cerveza parece no dejarle sitio al tradicional vino.
“El vino está alejado de las nuevas generaciones. La alta burguesía y los ‘yupis’ buscaban un símbolo de identidad, y se fijaban en las puntuaciones de las guías. Y es que la gente joven no quiere ni el vino de su padre ni el del hermano mayor”, explica. Tenemos generaciones de “marquistas” y de bodegueros que son ellos los que ponen el precio, añade, “a menudo bastante alto”.
Interrumpida la charla por el aterrizaje de unos fabulosos nabos al pil-pil , paramos a degustar esta obra maestra de Fernando del Cerro. Acabados aquellos en escasos minutos, no dudo en mojar el pan en esa lograda salsa por Fernando. Mientras tomo un Rey Fernando de Castilla, Fino Antique que marida estupendamente.
“En Nueva York están los ‘hipsters’ que beben vino cuando salen. Aquí, poco a poco, empieza a darse una situación parecida”, afirma. Así el vin de soif (“vino para la sed” en francés) debería cobrar más importancia. Se trata de vinos fáciles de beber, frescos, con aromas frutales, que reivindican una zona específica y que sobre todo son económicos. Según Bellver, en Malasaña ya se está empezando a poner de moda esta “costumbre” de ‘ir de vinos’: “antes el vino se asociaba a templos gastronómicos de la burguesía, y ese quizá sea el problema por el cual los jóvenes siguen prefiriendo las ‘copas’ al vino”.

Después llega un plato que a mí me resultó amargo y picante, pero muy interesante: remolacha rosa al ají verde, que maridamos con Antonio Madeira, Vinhas Velhas, 2012.
“Hacen falta vinos frescos que sustituyan a la cerveza en las terrazas de España en verano y que acompañen bien nuestra dieta mediterránea”, me contesta, mientras disfrutamos de una espectacular

que contrasta con el toque amargo de la remolacha anterior. Caliente, tierna, suave y jugosa es esta lasaña que acaricia el paladar. Vuelvo a insistir en que son sabores totalmente desconocidos pero que me invitan a repetir.
“Venir a Lavinia es una experiencia nueva para hacer algo más que ir a una tienda para comprar vinos. En Lavinia, la gente puede venir y soñar”, cuenta el experto. Mientras me revela los planes futuros nos traen una especie de ensalada de lombarda acidulada con granada, manzana roja y polvo de castaña.

Introducir en el local productos complementarios que no quiten protagonismo al vino, como por ejemplo el queso, el aceite y las cervezas de autor y artesanales es uno de los principales objetivos de Juan Manuel Bellver.
Proseguimos la comida con una dorada asada con trompeta de los muertos que maridamos con un Soalheiro, Alvarinho 2014, fresco y muy aromático. Y, como no podía faltar la carne, terminamos el almuerzo con una paletilla de cordero a la miel y al estragón, acompañada de un Niepoort, Batuta, 2008 (que en Lavinia puedes adquirir por 84,90 euros la botella). ¡Un vino majestuoso! Fue el propio sommelier quien me lo había aconsejado, tras conocer un poco mis gustos.
“La gente que viene aquí quiere ser feliz e ilusionarse, aunque no compren nada. A veces solo buscan distraerse de la cotidianeidad y en Lavinia pueden perderse entre los vinos sin ningun compromiso”, añade Bellver entre postres y cafés, mientras le rendimos culto a la mesa con unas fabulosas peras confitadas con mole de chocolate. Hasta hoy nunca había probado un postre picante.
Ha sido una experiencia llena de contrastes de sabores, repleta de conflictos que casan perfectamente en el paladar, ofreciendo una sofisticación compleja que paradójicamente se resume en la naturalidad. Un descubrimiento. Algo hasta ahora nunca probado. Una experiencia que vale la pena probar. Mi más sincera enhorabuena a Fernando del Cerro y a Lavinia y su equipo por tan logrado resultado en el menú.
La historia de Lavinia
En 1999 Lavinia de Ortega y Gasset era la vinoteca más grande de Europa. Con 1000 metros cuadrados dedicados al vino, en el espacio se respiraba, y se sigue respirando, tiempo. O es asi al menos cómo yo lo entiendo. Porque qué el vino sino es tiempo.
Esta vinoteca de lujo, aunque sorprende que los productos se vendan a precios razonables (estamos hablando de que todos los vinos se sirven a precio de tienda), fue fundada por el director de L’Oreal España y sus principales accionistas. Fueron pioneros en diversos aspectos. Como, por ejemplo, el hecho de que todas las botellas permanezcan tumbadas, incluso las de la “muestra”. En segundo lugar, todo el personal que trabaja en Lavinia tiene título de sommelier. En tercer lugar, se apuesta por mostrar aquellos vinos de zonas emergentes, ayudando a pequeños y nuevos vinicultores. Y el cuarto punto fuerte ha sido y es la voluntad y la realidad de contar con un surtido amplio compuesto por los mejores vinos de todo el mundo; estaríamos hablando de unas 4.000 referencias.
Años después nacía el restaurante, ubicado en la planta de arriba. Ante la demanda, surgía esta original oferta. De ahí que Lavinia no sea una vinoteca más; Lavinia te ofrece una experiencia completa. Puedes ir, mirar, probar, comer y finalmente comprar. Un ejemplo de lujo sensorial. Lo sorprendente es que la cocina del restaurante, hoy encabezada por el prestigioso chef Fernando del Cerro, abre desde las doce de la mañana, y te ofrecen desde un plato suelto por 15 euros, hasta el menú que vale 35 o el menú degustación 55 (que es el que probamos).
Dieciséis años después, Lavinia marca la diferencia del comercio al detalle del vino, tal como explica su director, Juan Manuel Bellver. No sólo por seguir estando en la zona más prestigiosa de Madrid y por seguir ofreciendo todas esas ventajas, además de actividades (catas, presentaciones de bodegas, cursos de catas de vino, conferencias, etc.), sino también por seguir haciendo del vino y de la adquisición de éste, una experiencia.
MENÚ DEGUSTACIÓN de Fernando del Cerro
CROMATISMOS DE COLES YODADAS
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REMOLACHA ROSA AL AJÍ VERDE- Antonio Madeira, Vinhas Velhas, 2012
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LASAÑA DE TUBÉRCULOS CON BROTES TIERNOS Y JUGO DE LECHUGA
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NABOS AL PIL-PIL – Rey Fernando de Castilla, Fino Antique
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LOMBARDA ACIDULADA CON GRANADA Y MANZANA ROJA Y POLVO DE CASTAÑA – Miraval, Rosé, 2014
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DORADA ASADA CON TROMPETA DE LOS MUERTOS – Soalheiro, Alvarinho, 2014
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PALETILLA DE CORDERO A LA MIEL Y EL ESTRAGÓN- Niepoort, Batuta, 2008
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MOLE DE CHOCOLATE Y PERA CONFITADO