Érase una vez una bodega llamada Protos

Érase una vez una bodega llamada Protos
| 03/03/2016 12:54
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Érase una vez una bodega llamada Protos

Valor seguro. No falla. Democratización del vino, calidad y España. Son, para mí, estos tres concepto (también valores, ¿por qué no?) que asocia mi mente cuando lee u oye , del griego “Ser Primero”.

Protos es ese vino que vayas adonde vayas siempre está, y que, ante la duda de qué pedir para no arriesgar, recomiendo elegir este vino cuya D.O. es la de Ribera de Duero.

Nos recibe Fernando Villalba, director de comunicación de Protos. Sencillo, amigable y un apasionado de las bodegas, y nos invita a entrar para enseñarnos el interior de las dos bodegas Protos.

En pleno corazón de la montaña que sustenta el castillo de Peñafiel, atravesamos múltiples pasillos llenos de barricas. Hablamos de unas 3.000 barricas de roble, que se dice pronto.

Lo que más me ha sorprendido fue conocer que la sociedad del vino se llama Ribera del Duero, vamos, como el consejo regulador, y que fue en 1982 cuando Protos autorizó al consejo regulador a usar este nombre.

Las bodegas se dividen en dos, comunicadas por una especie de “pasadizos” subterráneos. Una, se empezó a utilizar en los años 70, y la segunda, que recuerda tremendamente a la T4, es obra del famoso arquitecto Richard Rogers (Premio Pritzker de Arquitectura). Ante la necesidad de mantenerse fiel a la vanguardia del sector, Protos ha conseguido con esta segunda bodega darle un toque moderno y diferente a una historia y un pasado. Con el apoyo del bufete catalán Alonso Balaguer y Arquitectos Asociados, incorporan 20.000 metros cuadrados extra de superficie ofreciendo diferentes servicios: desde sala para eventos, pasando por catas e incluso la venta de vino.

Érase una vez una bodega llamada Protos

Catamos dos vinos: Uno blanco, verdejo 100% (variedad de uva), de Rueda, y un crianza tinto, por supuesto, de Ribera (100% tempranillo). Este último, ha pasado 14 meses en barrica (14 de los cuales, la mitad los ha pasado en barrica francesa nueva, una tercera parte en barrica francesa que tiene un año de existencia y una segunda parte en barrica americana). Sí, es un lío.

Esto de las barricas y su origen y su tiempo es digno de dedicarle, como divulgadora de vinos, una entrada entera porque es un muy confuso. Los enólogos dicen que la barrica francesa le da un toque a chocolate, café y toffe al vino; y que la americana le da un toque a coco y mango.

Bueno, yo nunca, a fecha de hoy, he logrado diferencia si el vino ha estado en un tipo de barrica u otro, a pesar de mi prodigiosa nariz que sí diferencia, con cierta facilidad, la uva de los monovarietales (esos vinos que son “un 100% “).

En cualquier caso en PROTOS, por cuestión de calidad, usan las barricas 4 años como máximo, para después venderlas a terceros.

Los enólogos dicen...

 

Aroma elegante, fino e intenso. Los aromas terciarios evocan una amplia gama de matices; maderas muy bien integradas, fruta sazonada, cacao, recuerdo mineral, tostados y regaliz.

En boca es potente a la vez que elegante, muy buena concentración y peso frutal, redondo, de largo recorrido, excelente equilibrio fruta-madera y final persistente.

Yo digo...

 

Corrección, calidad, sencillez y potencia.